"Los Grises".
Los grises se caracterizan por la capacidad de aparecer generalmente sin ser reconocidos en el cerebro receptor de los humanos terrestres mediante la manipulación de las ondas cerebrales. Así, ocurre todo el tiempo que los grises se encuentran con nosotros como personas "normales", la mayoría de las veces sin que nos demos cuenta de a quién acabamos de conocer. En los casos más raros aparecen en carne y hueso.El cerebro humano podría compararse a un ordenador conectado en red hoy en día (y con el nivel de conocimientos técnicos dado). No toda la información de la que dispone el individuo está realmente almacenada en su cerebro; de hecho, la mayor parte de nuestra información la obtenemos en el Ahora "online" a través de los campos morfogenéticos. Este hecho de que un cerebro -sea del tipo que sea- nunca actúa sin estar conectado en red, también es utilizado por los grises, entre otros, al ocultarnos su verdadera apariencia (y no sólo ésta) mediante una forma de manipulación de la frecuencia visual.Actualmente conozco dos formas de penetrar este escudo y ambas pueden utilizarse en combinación: el hachís y la meditación.Al mencionar el hachís, el lector inclinado puede no reaccionar inmediatamente rechazando y juzgando, sino que puede tomar conciencia de que el cerebro funciona como un paracaídas: sólo cuando se abre, desplegará su mayor eficacia.
Así, cuando uno ingiere una sustancia que altera la mente, el rango de modulación de las frecuencias cerebrales cambia. Estos resultados pueden hacerse visibles mediante un EEG, por ejemplo. Visto de una manera libre de valores, uno simplemente cambia sus respectivas frecuencias de recepción y transmisión, censurando y evaluando exclusivamente el ego de la conciencia. Ya sea haciendo la evaluación de que la experiencia realizada en el estado de percepción alterada es "mala", "malvada" o "ilegal" - o, por el contrario, que es "buena", "hermosa" o "deseable".
El segundo punto se refiere a la meditación. Las escuelas más diversas la entienden esencialmente (no exclusivamente) como la visualización, es decir, la puesta en evidencia de imágenes mentales benéficas ante el ojo interior, el "tercer" ojo. Estas escuelas conceden una gran importancia a la hipófisis, la glándula pituitaria, y esto también está respaldado por la visión moderna y occidental ("científica"). Por lo tanto, si combinando ambos métodos, los procesos bioquímicos en los receptores de las cabezas terminales de las sinapsis se modifican, por un lado, mediante la administración de una droga alucinógena y, por otro lado, mediante el estado de ánimo básico meditativo y contemplativo, la mente se centra conscientemente en el "ver" un gris, es posible -siguiendo el motivo budista de la atención plena- caminar por una multitud de personas con el ojo que ve. Seguramente uno no se encontrará inmediatamente con un gris, de hecho a veces es bastante difícil caminar por la zona peatonal meditando y "colocado". Pero si uno se concentra en su mente y en la cámara silenciosa de su mente en tratar de exponer el gris y practica esto durante un período de tiempo más largo, entonces - de acuerdo con la ley de la resonancia - el éxito deseado vendrá después de algún tiempo.
Por lo tanto, si ahora se encuentra con un gris, no es útil señalar en voz alta que ha expuesto uno de ellos - esto sólo conduce a la psiquiatría. Tampoco es útil ponerse ansioso, porque después de todo, es el gris cuya atención has atraído (debemos recordar que no pueden leer explícitamente nuestros pensamientos, sino que perciben nuestros estados de ánimo mientras la telepatía funciona como una llamada telefónica).
Por el contrario, hay que confiar firmemente en Dios, sabiendo que sus juegos pronto estarán contados y que se verán bañados en luz blanca para protegerse.
Los grises "temen" nuestro libre albedrío. Así que cuando nos encontremos, debemos tener cuidado de sentir pensamientos de amor y paz - esto no sólo nos programa a nosotros mismos, sino que también se percibe "afuera". Así que debemos evitar caer en ideas de horror sobre esos seres que no son otra cosa que nosotros mismos: una parte valiosa de la creación de Dios.
Caminemos con conocimiento de causa:
Sabiendo que están aquí,
sabiendo que persiguen sus objetivos y no los nuestros,
sabiendo que NO tienen poder sobre nosotros si no lo permitimos,
