

Doubt
1. Limitación
Reconocer las propias limitaciones es el camino directo para superarlas. En la conciencia de que todos somos seres maravillosos, tiene lugar la expresión de nuestro ser. Con el amor como motivación y la humildad en el corazón, no hay meta inalcanzable. La perfección del alma en la expresión de su propia divinidad crea esos milagros que hacen la satisfacción. Así, el pesimismo y la "negatividad" son el engendro de la duda que se resiste al amor. Todos encontramos nuestro camino hacia la luz al tomar conciencia de nuestra "pequeñez" en la humildad, y sólo a través de esto experimentamos la verdadera grandeza.
2. La duda
La paz del infinito nos acompaña en cualquier momento y lugar. El cielo nos sonríe con dulzura y no conoce el arrepentimiento que atribuimos a nuestras decisiones. La razón de esto es la ausencia de duda en un nivel "superior", que es lo que hace posible el reconocimiento. La duda se resiste al amor y es una expresión de la motivación básica del miedo. Ese miedo que está -inconscientemente- en todos nosotros es que la promesa divina del amor completo, que todo lo abarca, que nada exige, que siempre se da, pueda ser rota por el Creador, de la manera en que el hombre tiende a romper sus promesas y votos. El cielo, sin embargo, no nos juzga ni a nadie ni a nada, sino que "observa" cómo resultan nuestras elecciones. Así que el cielo no juzga - el cielo tiene misericordia de nosotros.
Para siempre.
3. Compasión
La libertad de la propia mente se da siempre y en todas partes. La razón de esto es la elección que hace un alma. Donde hay una aparente (y posiblemente también notable) compulsión, se produce porque el propio yo (subconscientemente) ha elegido esos estados. Puede haber diferentes motivaciones. Aquellas almas que han elegido estados de sufrimiento especialmente expresivos, a menudo quieren servirnos de maestros y despertar nuestra compasión. Esta compasión se diferencia de la conmiseración en que genera actividad en el yo. Por lo tanto, el sufrimiento de todas las almas debe verse siempre con compasión, lo que lleva a una acción inmediata. No sólo podemos reconocer nuestros caminos, sino también recorrerlos.

