Este mundo no es como nos lo presentan. Nacimos como almas inmortales, encarnadas en templos, nuestros cuerpos, para poder
actuar en la pesada densidad del mundo material.
La vida extraterrestre es real. Y también ha llegado al planeta Tierra. Desde tiempos inmemoriales.

La Federación de Orión determina el destino de nuestra zona de la Vía Láctea, el llamado "Brazo de Orión". Así que esta designación no es una
coincidencia.
Las pirámides del planeta Tierra hablan un lenguaje claro de acontecimientos extraterrestres. En su tamaño reflejan el llamado "brillo relativo" de las tres estrellas del cinturón de la constelación de Orión. Cuanto más brillantes son las tres estrellas (Al-Nitak, Al-Nilam, Mintaka), más grandes son las pirámides.


Pero las pirámides se encuentran en todo el sistema solar, no sólo en el planeta Tierra. También en Marte y en la Luna.



Estas pirámides también se encuentran en la Tierra, en los océanos Atlántico y Pacífico, y datan de la época atlántica.
Frente a la costa de Florida, en el Atlántico:

Y al este de Taiwán, en el Pacífico, frente a la isla de Yonaguni (perteneciente a Japón):



De la época atlántica (10.500 a.C.) también se han encontrado artefactos que representan dispositivos prehistóricos de almacenamiento de datos en discos duros holográficos. Smartphones" de la primera época.


Estas memorias de datos siguen el modelo de las calaveras de cristal centro y sudamericanas en las que -también holográficamente- se almacena
el conocimiento de la humanidad antes del Diluvio.


Vivimos en un sistema estelar doble. Nuestra eclíptica (el plano orbital de los planetas que conocemos) está acompañada por una pequeña "enana
marrón", un minisol con cinco planetas, muchas lunas, así como asteroides y cometas. Cada 6.500 años aproximadamente, el sistema se acerca a nosotros, entre la Tierra, Marte y Júpiter. El cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter fue una vez un planeta, Marduk, que fue destruido por una colisión con una de las lunas de Nibiru (Nibiru es el nombre de la enana marrón). Los habitantes de Marduk volaron a Marte y a la Tierra y cambiaron el genoma de los homínidos prehistóricos de la Tierra en homo sapiens mediante manipulación genética. Somos nacidos de las estrellas.

Tenemos adversarios en este juego cósmico: entre otros, los llamados "Grises".


El cielo tiene planeado un futuro aravilloso para nosotros
